Este es Jesús Odriozola Lasa, una de las personas más influyentes en mi vida. Marcó mi infancia y mi adolescencia, porque era el capellán de mi colegio, @jesuitinasbilbao . Cada jueves celebraba Eucaristía en la capilla del cole, cada jueves durante catorce años nos vimos y me transmitió energía, buena vibración, entusiasmo por la vida, una visión positiva de la Humanidad y de lo que somos capaces. Pero no quedó ahí nuestra relación. Él celebró gustosamente las bodas de plata de mis padres y casó en su primera boda al que después sería mi marido. Con él trabajé en un grupo de tiempo libre con chavales del barrio de Zurbaran, a pesar de que nunca he sido creyente practicante. Él decía que no importaba, que aunque yo no creyera en Dios, Dios creía en mí, en mi sonrisa, en mi alegría. Curioso, así es como yo lo describiría a él. Jesús era navarro, de Elizondo. Euskaldun, amante de la buena comida y el buen vino, de las conversaciones largas, salpicadas de risas. Era luz, brillante y cálid...