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Mostrando entradas de enero, 2024

A la luz de tu sonrisa

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Cada vez que decido que tengo que alejarme de tí, sufro innecesariamente. El día se oscurece, pierdo la ilusión y la alegría. El alma se me muere de frío, el corazón se me seca y se deshace en polvo que el viento esparce sin ton ni son. Así que he decidido que no quiero alejarme. Aunque sea sin tocarte, sin poder acariciarte, amándote desde la barrera, quiero vivir siempre a la luz de tu sonrisa. Porque entonces el latido vuelve a mi pecho y la risa se abalanza por mis venas y se enciende el día y nacen la música, el color, la vida.  𝒰𝓃 𝒸𝓊𝒶𝒹𝑒𝓇𝓃💙 𝒹𝑒 𝒯𝒶𝓅𝒶𝓈 𝒜𝓏𝓊𝓁𝑒𝓈 #escribir #poesía #prosa #verso #literatura #poesiaenespañol #poetsofinstagram #lovepoems

Atroz segundo

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Una hora contigo dura lo que un pestañeo, lo mismo que un grito en  un desierto sin montañas que puedan crear eco. Sucede tan rápido como una grieta que se abre repentina y ya no puede contener la avalancha, el torrente, la inundación. Una tarde contigo sabe a poco; abre el apetito, pero no llega a saciar el hambre y deja con ansias de más.  Es como querer retener el agua entre las manos o desear que la luna detenga su camino en el firmamento. Fugaz. Efímero. Inaprehensible. Un segundo, un mísero segundo sin tí, es una condena eterna. El aire se vuelve denso, un aire pastoso, de acre acento, que me lastra con cada inspiración mecánica. Es como intentar caminar en el fondo de un estanque infecto, de aguas sucias y naturaleza muerta. Como no poder despertar de una pesadilla o de la anestesia general de una intervención quirúrgica. Como sentir el peso de los años caer a plomo y envejecer como las ruinas de un templo abandonado. Un segundo sin tí es una eternidad, pero no era esto...

Como un río

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Cada danza tiene sus pasos, cada música su cadencia. Tú no tengas prisa en sanar, que la cicatriz necesita tiempo para cerrarse y suavizarse.  No quieras acelerar para volver cuanto antes, que los platos más ricos se cocinan a fuego lento. No achuches al reloj ni al calendario, que las hojas sólo caen cuando llega el otoño, por mucho que sacudas el árbol a fuerza de vivo deseo. Claro que volverás, pero ya dicen que no por mucho madrugar, amanece más temprano. Tú fluye, como un río. Los ríos siempre acaban en la mar, pero no pueden saltarse su propio curso. Cada meandro, cada rápido es necesario hasta llegar a la desembocadura. No quieras parar las aguas bravas que arrancan gemidos de tu pecho, ni chapotees para alborotar las aguas estancadas de tu tristeza. Unas se irán calmando y las otras cobrarán vida cuando se mezclen en el más inesperado de los recodos.  Y un día sonarás cantarina como los borbotones que se derraman en las pequeñas cascadas. Y dese...

El arcoiris en mi recibidor

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María es suave y menuda, con una sonrisa como el aleteo de un pájaro y una voz dulce y cantarina que recuerda a sus trinos. Hace ya un tiempo que un nubarrón se ha posado sobre ella y oscurece sus días y ahora le cuesta mucho levantar los ojos y la risa sobre la neblina pesada que la ahoga y la lastra. Yo echo de menos su dulzura, su presencia discreta, ver asomar juguetona su llamita interior. (Casi) Todos los días le escribo y trato de hacerle ver que es valiosa, preciosa, querida. Todos los días (casi) intento poner un poco de luz en sus tinieblas.  Y ella, que sabe que los colecciono, me ha regalado este arco iris, que me ha hecho llover. De emoción. De esperanza. De deseo de hacerle saber que la queremos y la esperamos a este lado de esta fina raya que separa a los que se supone que estamos bien de los que, desorientados, avanzan dos pasos y retroceden uno. Voy a hacer cuenta de que está de viaje y que pronto llegará a destino, donde recibirla con los brazos y el corazón abier...