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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Qué difícil

Qué difícil mantenerse en línea recta cuando las curvas de la carretera se acentúan serpenteantes. Qué difícil no desafinar cuando a tu alrededor todos berrean en un tono irritantemente desacertado. Qué difícil hacer lo correcto cuando el corazón te tira de la manga en la dirección opuesta. Qué difícil mantenerse en tu sitio cuando tu vida clama por dejarte llevar por la improvisación. Qué difícil tomar decisiones lógicas cuando tu alma grita que te zambullas en el caos. 𝒰𝓃 𝒸𝓊𝒶𝒹𝑒𝓇𝓃💙 𝒹𝑒 𝒯𝒶𝓅𝒶𝓈 𝒜𝓏𝓊𝓁𝑒𝓈 #escribir #poesía #prosa #verso #literatura

Navidad 2013

Hoy he recibido la felicitación de Navidad más sincera de toda mi vida. Iba hacia el trabajo y me ha pedido dinero para un bocadillo un sin techo. No tenía suelto, así que le he llevado a un bar y le he pagado un bocadillo y una bebida. Mientras esperábamos al bocata me he enterado de que se llama Juan Carlos y de que su madre tiene los ojos azules, como yo; que él suele dormir en el Albergue de invierno de Mazarredo, que tiene hierros en las piernas que le obligan a andar con muletas y que le faltan todos los dientes a pesar de que no llegará a los 40. No he querido preguntarle más sobre su historia, aunque me la puedo imaginar. Me ha emocionado cuando me ha dicho "dios la bendiga, que Ud. y su familia pasen muy felices fiestas". Las mismas palabras de siempre, pero esta vez he sentido que me lo deseaban de verdad. Y me he puesto a llorar como una tonta. Feliz Navidad, Juan Carlos. Feliz Navidad a todos.

Mira hacia arriba

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Hace muchos años que aprendí a caminar con la mirada levantada. Los bilbaínos tradicionalmente hemos caminado cabizbajos porque nos hicieron creer que nuestra ciudad no era bonita. Se suponía que una ciudad industrial solamente podía ser sucia, gris y lúgubre. El patito feo comparado con la belleza de Donostia, una joya frente al mar, o el diseño funcional y elegante de Gasteiz. Sin embargo, yo miraba hacia arriba y encontraba auténticas joyas arquitectónicas. Incluso bosques en los aledaños de la ciudad, en los sitios más insospechados. Y decía sin cesar que Bilbao no era feo, solamente sucio. Luego llegó la reconversión y Bilbao se convirtió en una ciudad turística y de servicios, el destino de moda en el norte de la península. Fue la mirada de los otros lo que obligó a los bilbainos a mirar hacia arriba y reconocer la belleza de nuestra ciudad. Cuando me siento ofuscada, triste o preocupada, suelo caminar mirando al suelo con los hombros hundidos. Pero enseguida recuerdo que hay que...

Cuidado con los charcos

Cuidado con los charcos. No porque puedas resbalar en ellos y romperte la muñeca. No porque vayas a mojarte los pies y cubrirte de barro. Cuidado con los charcos. Porque al pisarlos hagas algo inesperado, fuera de la norma, un tanto indebido. Cuidado con los charcos, que salpican gotas de libertad cuando chapoteas en ellos. Que desafían la lógica y la sensatez. Que yacen en rebeldía silente. Que te devuelven una imagen que no vive en tu espejo ni en tu cabeza. Cuidado con los charcos, no vayas a volverte salvaje. O a constatar que ya lo eres.

El Puente

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Cuando yo era niña, las iglesias siempre estaban abiertas, sin miedo al expolio o al vandalismo. Eran refugios ciertos y seguros, en los que encontrar un poco de paz y de silencio, un islote en la vorágine de la rutina en la ciudad. Para pensar, se necesita silencio, quietud, calma. Hay días, como hoy, en los que el cuerpo lo pide a gritos, pero en la ciudad es imposible encontrar un oasis en el que escurrirse y huir de las compras navideñas, los turistas, los coches y sus bocinazos, los paraguas, que el viento quiere arrastrar lejos de sus dueños. Por eso he recordado las iglesias de mi niñez, donde acudía a admirar el arte, la sonoridad, la forma en que la voz corría sin esfuerzo bajo aquellas bóvedas que miraba con la boca abierta y el cuello dolorido, de forzar la postura. La solemnidad de los templos invita a la reflexión. A mirar hacia dentro, buceando en los recuerdos y los sentimientos. Allí todo parece atemporal. Extramundano. Hoy habría querido pasar un buen rato ...