Coqueta
Nueve meses he necesitado para volver a salir al ruedo. Como si de un metafórico embarazo se tratase, he parido una nueva versión de mí misma y me he colocado de nuevo en el mercado.
En el foco, en el candelero, con ansias de acción. Ojeando la oferta, calibrando la demanda y diseñando estrategias, ampliando horizontes y estableciendo nuevos contactos.
Vamos, que después de nueve meses desde la ruptura con mi pareja, he vuelto a Tinder. Pero, claro, así dicho, pierde mucho glamour.
Pero a lo que iba. En tan sólo cuatro días he acumulado muchos "guapa" y bastantes piropos, todo hay que decirlo. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención es que dos palabras han aparecido repetidamente: femenina y coqueta.
Me he acordado de mi padre, que sufría cada vez que, de chavala, me veía vestida con vaqueros y zapatillas deportivas. Que, justo al contrario que el resto de los padres del mundo mundial, me animaba a ponerme tacones y minifalda, y a pintarme el ojillo, como él decía.
Me he acordado de mi madre, que aún hoy en día me persigue por la casa para peinarme un mechón rebelde y me acompaña al revoltijo del mercadillo de Noja a buscar chollos y gangas para lucir deslumbrante en mis bodas.
Me he acordado de un compañero de trabajo de mi padre.
Cuando yo era chiquitina me llamaba coqueta en tono burlón para chincharme y yo debía de entenderlo como algo no demasiado bueno, porque me revolvía y le contestaba con rabia: ¡Coqueto! No recuerdo su nombre, para mí siempre será Coqueto.
Y yo, que soy de identificarme con mis personajes, ahora no sé si llamarme Garabato, Torbellino o el Duendecillo Coqueto.
P.S.: Duende: espiritu travieso diablillo familiar, encanto.
P.S.2: Garabato: letras o rasgos mal hechos, gracia de una mujer.
P.S. 3: Torbellino: Remolino de viento o aire que avanza rápidamente y levanta a su paso polvo, abundancia de una cosa que produce sensación de aturdimiento o mareo.
¿Cómo lo veis?
𝒰𝓃 𝒸𝓊𝒶𝒹𝑒𝓇𝓃💙 𝒹𝑒 𝒯𝒶𝓅𝒶𝓈 𝒜𝓏𝓊𝓁𝑒𝓈
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