Una visita en sueños
11 marzo 2020.
📷 https://unsplash.com/@danedeaner
Ayer vino mi aita a verme en sueños. Lo vi aparecer de pronto, con un traje azul marino, guapísimo, como siempre. El resto de personas que me rodeaban no lo apreciaron, no mostraron señales de haber notado su presencia.
Yo en el sueño sabía que él ya no está en este mundo, pero lo dejé acercarse. No me causó sorpresa, ni mucho menos sobresalto. Como si llevase tiempo esperándolo.
Le abracé y le besé y aspiré su aroma a fresco y a limpio. Escuché su voz (su preciosa voz de barítono) que me decía que no hiciera esperar a mi ama.
Disfruté el momento, porque lo tomé como un regalo, ya que, incluso dentro del sueño, yo sabía que no era real. Y sin embargo la sensación lo fue. Por un momento recuperé a mi aita. Luego me desperté, justo un minuto antes de que el despertador me pusiera en pie.
Pero empecé el día con una sonrisa. Creo de algún modo, realmente vino a visitarme.
Cuando salí de casa, volví a ver a un águila sobrevolándome. Como en los primeros días.
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