Sin rumbo

A veces me gusta tomar una carretera nueva para mí, sólo por ver dónde me lleva.
En ocasiones, termino dando la vuelta en un camino estrecho sin salida, a la puerta de un caserío.
Sin embargo,  otras veces descubro rincones con encanto y entonces me bajo del coche a admirarlos.
La belleza suele estar a la vuelta de la esquina, sólo hay que dar un par de pasos sin premeditación y ella sola sale al encuentro. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Las pastas de Santa Casilda

Día de Reyes

El graznido