Pero vuelve
Llegas de puntillas, casi sin anunciarte
Y me encuentras con la cama revuelta
Y las ganas desparramadas.
Sin mesura, sin templanza,
irrumpes en mi feudo
y tengo que franquearte la entrada.
Nunca te has parado a preguntarme
Dónde duele tu inconstancia.
Sólo llegas y me arrasas.
Como si yo no estuviera.
Como si yo no contara.
Aunque es mi vida la que trajinas,
la que rondas y atenazas.
No te importan mis jirones,
mis pedazos, mi corazón desangrado.
Tú sólo llegas y me arrasas.
Pero no temas, no te evito.
Arráncame un gemido,
Una protesta, un desvarío.
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