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19 marzo Día del padre

Por primera vez en mi vida, hoy no podré levantar el teléfono para decir "Zorionak, aitatxu". Pero pienso alzar mi copa y brindar por ti, por la suerte que tuve de que fueras mi padre, mi modelo, mi guía. Pienso seguir hablándote todos los días y buscar la figura del águila en el cielo, que me hace pensar que desde el otro lado sigues velando por mí. Oteando desde lo alto, ojo avizor. No ha habido un solo día en que no haya visto al águila y me he sentido protegida. Voy a seguir cantando y bailando, riendo y disfrutando. No como si siguieras aquí. Aún más intensamente, porque desde que te marchaste aprecio cada segundo con los míos todavía más. Me voy a beber la vida a sorbos porque tengo sed de eternidad. No podré descolgar el teléfono, pero tengo línea directa contigo. Zorionak, aitatxu

Borrón y cuenta nueva. Diario de una reconstrucción

Cuando acudí a mi médico para que me diera tranquilizantes, porque no era capaz de encarar la vida tras tomar la decisión de divorciarnos, ella, que había pasado por el trance antes que yo, me dijo que en un par de años lo tendría superado y estaría fuerte y feliz de nuevo. No la creí, aunque quería hacerlo y en los malos ratos me aferraba a sus palabras. Han pasado ya cinco años. Miro atrás y veo que la galena tenía razón. Pasé dos años y medio de montaña rusa, de bipolaridad, de ciclotimia; hoy arrrrrriiiibaaa, mañana destrozada, con el ánimo por los suelos; pero pasado ese tiempo, me recuperé a mí misma y a mi serenidad, que estaba escondidita la pobre, asustada con tanto trajín hormonal. Y me enamoré de nuevo, y florecí, resurgí, superé el duelo. Un buen amigo está pasando por todo lo que yo viví entonces. Repasando mis publicaciones en Facebook (mi desahogo más habitual), he recopilado, para él y para quien pudiera necesitarlo, una especie de diario. No es completo, faltan much...

Al alba acurrucada

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Cuántas veces al alba te he tenido acurrucada a mi lado, sollozando Y a plena luz me has perseguido, entre músicas y risas, entre gentes y algarabías. Cuántas veces al anochecer te he sentido con la cabeza inclinada sobre mi regazo. En plena noche me has despertado ahogándome con un abrazo. Te has pegado a mi piel, vives en mis ojos, duermes en mi pelo. Anidaste en mi pecho y ya no quieres mudarte. A ti, que me has acompañado a toda horas sin habértelo pedido. A ti voy a traicionarte, porque ya no te quiero a mi lado. Adiós y perdóname, melancolía.

Aunque estés lejos

Miraré a la cara a mi destino Sin temblor y sin llanto. Montaré en su grupa y atravesaré los parajes de mi existencia, como un rayo, como el viento, Con una sonrisa en los labios y el corazón en la mano. Me echaré a la espalda los miedos, los silencios y las espadas. Saltaré sobre los espinos y surcaré las charcas de la tristeza. Con tus caricias, con mis desvelos, arrastraré las amarguras hasta el remanso de los olvidos. Porque tu luz me guía en las tinieblas y el frío de la noche no alcanza ya los huesos. Porque cierro los oídos al clamor de la locura y surge el susurro de tus entrañas que me infunde paz, y esperanza, y un anhelo. Ya no estoy sola. Te tengo a ti, aunque estés lejos.

Ojos extraños

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Hoy tienes los ojos extraños de una fiera y la mirada quieta del que acecha a su presa. Hoy me miras y me atraviesas, y el alma se me queda encogida. No eres tú el que me mira altivo desde su distancia.  No son tus ojos esos cristales fríos que no reflejan. Hoy me das miedo. Hoy no te conozco. ˙oɔzouoɔ ǝʇ ou ʎoH ˙opǝıɯ sɐp ǝɯ ʎoH ˙uɐɾǝlɟǝɹ ou ǝnb soíɹɟ sǝlɐʇsıɹɔ sosǝ soɾo snʇ uos oN  ˙ɐıɔuɐʇsıp ns ǝpsǝp oʌıʇlɐ ɐɹıɯ ǝɯ ǝnb lǝ n̗ʇ sǝɹǝ oN ˙ɐpıɓoɔuǝ ɐpǝnb ǝɯ ǝs ɐɯlɐ lǝ ʎ 'sɐsǝıʌɐɹʇɐ ǝɯ ʎ sɐɹıɯ ǝɯ ʎoH ˙ɐsǝɹd ns ɐ ɐɥɔǝɔɐ ǝnb lǝp ɐʇǝınb ɐpɐɹıɯ ɐl ʎ ɐɹǝıɟ ɐun ǝp soñɐɹʇxǝ soɾo sol sǝuǝıʇ ʎoH