Mi palabra
Ni Dios ni el Diablo acudirán en mi ayuda. Estoy sola, terriblemente sola ante el muro de tu indiferencia. No gritaré, pues nadie, nadie acudirá en mi defensa cuando tu desdén me derribe.
Veo un abismo ante mis pies y éstos vacilan un instante. ¿He de hundirme en él con un grito ahogado? Casi anhelo el vacío ante mí; y olvidar la tensión, y rendir las fuerzas... Pero he jurado que te esperaría... Y mi palabra es lo único que tengo.
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