Sigue andando
Han quedado en la nevera, olvidados, dos tarritos de arroz con leche. Tintinean, cada vez que la abro. Desde que era niña, ha sido mi postre favorito, pero hoy no me apetece. De hecho, sólo pensarlo me da vuelta al estómago. Hace mucho calor esta noche, creo que dejaré la ventana abierta. Tengo que pasar por la farmacia a comprar las pastillas para dormir, a mí nunca me ha funcionado lo de contar ovejitas. ¡Leeré un libro!. Al menos, si me pilla el alba con él entre las manos, habré vivido otras vidas. Habré tenido otros sueños y puede que llegue a conocer un final feliz. Y no, no hablo de sexo. Hoy todo me sabe a corcho. La tortilla de patata de Amaia, que normalmente me sabe a gloria, hoy sabe a tedio, a bucle en el tiempo. Ojalá se desate una tormenta. Ojalá se levante un viento vigoroso y los goterones azoten las ventanas con saña, para acunarme entre tanto estrépito. Que quede un aire limpio para que, cuando el despertador suene a las 6 de la mañana, no sea tan difícil respirar. R...