Como un rayo de esperanza te imagino, 2021. La luz que arrincona a la oscuridad. El destello que marca una nueva senda. Adiós, 2020. No todo fue malo, aunque eso sea lo que se recuerda en todo divorcio. Yo conseguí, por fin, pasar tiempo con mis hijas, a las que apenas veía por los horarios laborales. Con mi madre, que vivió el confinamiento con nosotras. Con mi gata, que era feliz de tener compañía a todas horas. Capitaneé un vuelco en la forma de trabajar en la academia, aprendí mucho sobre asuntos prácticos y sobre las personas y sobre resiliencia. Adergacé 13 kilos, compré coche nuevo, abrí este nuevo Instagram que me sirve de cuaderno de bitácora y recuperé la lectura, abandonada últimamente por falta de tiempo. Seguro que me queda algo en el tintero, pero ahora mismo sólo tengo la vista puesta en los besos y abrazos que espero poder dar en 2021. ¡Feliz año nuevo! Urte berri on!!!
